7 de octubre de 2009

Pasteleros, conformistas y exigentes

El excelente juego de la Vinotinto nos ilusionó con cotas más altas en el torneo. Era factible vencer a los Emiratos, un equipo que quedó segundo en uno de los grupos más flojos (aunque equilibrados), con 4 puntos, 3 tantos a favor y 4 en contra. Y los venezolanos expusieron su superioridad (al menos creativa) en el primer tiempo. La realidad fue otra y perdimos, con la dignidad bien alta, eso sí.

Me causó mucha gracia que me criticaran en Twitter (mi username es @robertorasquin) por haber dicho: "Jugamos como nunca, perdimos como siempre". Ese amargo lugar común desató la ira de muchos. Me tildaron de "pastelero", una expresión que me la aclararon en la oficina: se refiere a los seguidores falsos que apoyan más a otros países que a Venezuela. Al parecer la acuñaron en Maracaibo.

Yo había explicado a mi amigo Jesús Nieves Montero (@elproximojuego) que debíamos ser exigentes con nuestra selección. ¿No lo son acaso en Argentina, que botaron a Bielsa en estas eliminatorias cuando tenía a la albiceleste en el segundo lugar? ¿No es su fútbol y su palmarés superiores a los de nosotros? ¿No son exigentes los españoles, capaces de botar a un técnico del Barcelona o del Madrid si no tiene a su equipo en primer lugar y jugando de manera espectacular? Recuerden el caso de Capello.

Lo cierto es que creo que debemos dejar de ser conformistas con nuestra selección. Podemos ir a más. Debemos exigirnos más. Es la manera en que vamos a crecer como selección, como equipos, como fanáticos. Ya somos capaces de alcanzar los octavos en la Libertadores, de llegar a un Mundial Sub-20 y de alcanzar (algún día) un Mundial. Voto por eso.

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